Una semana a zumos “detox” y he ganado grasa, ¿por qué?

Una semana a zumos “detox” y he ganado grasa, ¿por qué?
  02/04/2018

INÉS ROIG (*)

 

Vinieron respaldados por la mejor de las campañas: famosas de Hollywood paseando sus botes verdes en las redes sociales. La ingesta de zumos de verduras o frutas para limpiar el organismo era hace unos años de obligado cumplimiento. Ahora ya no parece tan trendy. Y su salud (pero también su figura) lo agradece.

            Los batidos, zumos o licuados detox no cumplen con el milagro de eliminar toxinas, el encargado de limpiar el organismo es el hígado y si no funciona bien debería ir urgentemente al médico, no hacer una semana de zumos.

            En nuestro organismo ya contamos con órganos como los riñones y el hígado, que son los encargados de mantener nuestra sangre limpia. Por un lado, los riñones nos ayudan a eliminar los tóxicos presentes en la sangre a través de la orina. El hígado es el filtro de numerosas toxinas; de hecho, se encarga de metabolizar tanto los fármacos así como el alcohol para su posterior eliminación.

            Otra de las utilidades que se atribuyen a estos zumos y batidos es la de perder peso. Aquí también tenemos malas noticias. ¿Qué sucede cuando se hace una dieta a base de bebidas verdes durante una semana? Un zumo contiene dos o tres piezas de fruta, lo que significa mucha azúcar y poca fibra (la pulpa se queda en el exprimidor). Y, además, masticar produce una sensación saciante mayor que la de beber.

            Como ocurre con muchas dietas milagro, lo único que proporcionan en combinación con ayunos prolongados son unos picos altos de glucosa en sangre (activando la generación de grasa), un consumo excesivo de algunos antinutrientes, como los oxalatos, que forma parte de la fibra vegetal de ciertos alimentos, sobre todo de los de hoja verde como las espinacas o las acelgas que interfiere en la absorción del hierro, el potasio y fundamentalmente el calcio, y una ingesta reducida de proteínas al sustituir un zumo por una comida o una cena, lo que nos lleva a perder masa muscular y agua pero no grasa.

            Lo único por lo que se pierde peso que no es lo mismo que reducir grasa, es porque se trata de una dieta hipocalórica, pero también con falta de nutrientes.

            Las frutas y verduras contienen fibra insoluble y fibra soluble. La primera ayuda a limpiar las paredes del intestino y aumenta el volumen de las heces, funciones muy importantes para un correcto funcionamiento del tránsito digestivo. Se puede encontrar en algunas verduras como las espinacas y en frutas como la uva. La fibra soluble, presente en frutas como la manzana, los cítricos, las fresas o la zanahoria. Su función es la captación de agua para ralentizar la absorción de grasas y lípidos, reducir el tiempo de elevación de la glucemia después de las comidas y ejercer un efecto prebiótico, que sirve como alimento para nuestra microbiota intestinal. En cambio, cuando estas frutas y verduras se toman en estado líquido, prescindimos de todas esas fibras.

            ¿Quiere esto decir que tengo que dejar de tomar zumos? No pasa nada por tomar un zumo de vez en cuando. Pueden ser un buen complemento porque son una bomba de fitoquímicos vegetales y una fuente muy rica de vitaminas y minerales. Eso sí, un solo vaso y acompañando una comida.

 

(*) Farmacia Las Marinas.

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