Acompañamiento emocional, ¿las emociones se educan?

Acompañamiento emocional, ¿las emociones se educan?
  11/05/2020

VERÓNICA MONSONIS (*)

 

Hemos comentado ya en diferentes ocasiones la importancia de la Educación Emocional en la Infancia, pero ¿creéis que se pueden educar las emociones?

Si definimos una emoción, podemos ver que es una respuesta adaptativa de nuestro organismo al entorno que nos rodea y aparece de forma repentina.

Los adultos “tenemos el poder” de no dejarnos arrastrar por nuestras emociones ya que nuestra experiencia vivida nos ha llevado a ello o, al menos, la mayor parte del tiempo creemos eso. Y es que, son muchas las ocasiones en las que algunas situaciones nos llevan a explotar cuando nos enfadamos, a contestar con ironías, creando un malestar muy difícil de controlar y que nos lleva a pagarlo con los demás.

Tal y como dice la Psicóloga Nuria Comonte, educar las emociones es sinónimo de esconderlas debajo de la alfombra, mirarlas solo de reojo e intentar domesticarlas; es entonces cuando dejan de tener un verdadero valor y, con el tiempo, acaban estancándose y generando tensión, una sensación permanente de insatisfacción e incomodidad. Solo podemos asumir y hacernos cargo de aquello que vivimos con toda su verdad así que, si anhelamos adultos en equilibrio, que se sientan plenos, dejemos a las niñas y niños de hoy atravesar esas emociones que les atrapan.

Evitemos juzgarlas, distraerles, minimizarlas, ridiculizarles… Un niño enfadado, una niña triste, piden, en esencia, ser aceptados, acogidos, sin más; porque ellos no sólo expresan una emoción sino que SON esa emoción y al intentar que dejen de sentirse de ese modo, en definitiva, reciben el mensaje de que ellos mismos no son adecuados ni aceptados.

¿Dónde reside entonces la dificultad? Que nosotros mismos, la mayor parte del tiempo, estamos escondiendo nuestra verdadera emoción para adaptarnos a un entorno exigente, vertiginoso, que aparenta una felicidad constante, pero tan inestable que parece que no puede permitirse la expresión real de nuestras emociones. ¿Qué es lo que tememos?

Debemos ser valientes para conectar con nosotras y nosotros mismos, mirar a nuestro miedo, tristeza, enfado… porque nosotros necesitamos también ser acogidos y aceptados, como los niños.

Como adultos, debemos tener en cuenta que para educar niños emocionalmente inteligentes, debemos haber trabajado en nosotros mismos todo aquello que queremos transmitir a nuestros niñas y niños, seamos madres, padres o docentes pues, cabe recordar que… ellos nos imitan, somos su modelo todos los días. ¿Te animas a “mirar” y trabajar tus emociones?

 

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y especializada en Educación Emocional y en Atención Temprana.

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