Confirmado: tras las vacaciones, su cuerpo necesita descansar

  12/09/2016

??INÉS ROIG (*)

Parece que hemos decidido que el periodo estival sirve para hacer todo lo que no solemos hacer durante el año, pero a lo grande... No importa que el verano, con sus altas temperaturas, sea el peor momento del año para extralimitarse.

Escuche a su estómago: Las paellas en los chiringuitos, el picoteo entre comidas, la ingesta de alcohol y bebidas gaseosas, las sangrías... Una larga lista de tentaciones justo en el momento en el que menos voluntad tenemos para combatirlas. El proceso digestivo normal dura hasta seis horas. Pero los atracones tienen poco de normal...

Los primeros efectos de una gran comilona son físicos: el volumen del estómago se estira inflándose como un globo dándole la sensación de que su abdomen va a estallar. Por otro lado, los mecanismos químicos de la digestión también conllevan gases que aumentan esa percepción de estar inflado. Y para completar, el líquido que ingiere, que en verano suele consistir en bebidas carbonatadas, llenan aún más su barriga.

A mayor cantidad de comida, mayor cantidad de ácido, lo que termina irritando el estómago dejando esa sensación de ardor. Los fritos, las salsas muy condimentadas o las comidas picantes pueden, requerir un esfuerzo extra de nuestra vesícula biliar. Aunque el proceso digestivo completo dura mucho más, el tiempo del vaciado gástrico se sitúa aproximadamente entre cuatro y seis horas.

Calcule lo que bebe. Desde la cervecita mañanera hasta las copas nocturnas, hemos convertido el verano en un periodo en el que la ingesta de alcohol es más aceptable. Todo festival etílico tiene consecuencias: dolor de cabeza, irritabilidad, nauseas, sudores... la resaca, como la gripe, hay que pasarla. Existen unas pautas generales. La primera, hidratarse convenientemente. Evite las comidas con exceso de grasa y opte por frutas. Los zumos y la fruta atenúan los dolores porque la vitamina C y la fructosa ayudan a metabolizar el alcohol y a eliminarlo el doble de rápido. Y si va a tomarse algún analgésico, opte por ibuprofeno en lugar del paracetamol.

Duerma mejor. En verano podemos pensar que dormimos como lirones. Nuevamente, error... Más de la mitad de los españoles duerme peor en verano. El principal causante es el calor sofocante que en muchos lugares supera el umbral del sueño que los expertos sitúan alrededor de 22º. Las ventajas de una siesta comienzan a convertirse en inconvenientes si la alargamos demasiado. La duración máxima debería situarse en torno a los 40 minutos. Las siestas excesivas, no son recomendables y terminan afectando la calidad del sueño nocturno.

Y no trate de compensarlo todo con deporte. Durante las vacaciones las temperaturas sobrepasan los 40º y un exceso de ejercicio puede resultar fatal. Puede provocar deshidratación, calambres, agotamiento y problemas cardiovasculares. Si por el contrario considera que las vacaciones están para no mover ni un dedo, quizá cambie de opinión al saber que, probablemente cogerá unos tres kilos: la inactividad engorda. Con un paseo diario obtendrá más beneficios que dándose una paliza. Practicar actividades físicas moderadas durante más tiempo al día conlleva mayores beneficios para la salud que la actividad física más intensa, pero de menor duración.

Comemos más, bebemos más... y, sin embargo, dormimos peor. Las pistas de por qué terminamos cansados de las vacaciones comienzan a estar claras. Ahí tiene la playa. Dese un paseíto...

(*) Farmacéutica

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