Cuando el cuerpo “nos habla”...

Cuando el cuerpo “nos habla”...
  20/03/2017

VERÓNICA MONSONIS (*)

El ritmo de vida frenético y estresante que la mayoría de las personas llevamos, nos hace no fijarnos en las primeras señales de “malestar” con las que nuestro cuerpo nos alerta de que “algo no va bien”. Omitimos esta información que el cuerpo exterioriza porque pensamos que son simples malestares pasajeros, que posiblemente se controlen con algún medicamento. Pero, ¿qué pasa cuando el malestar persiste durante mucho tiempo, y nosotros seguimos sin prestarle la atención que se merece?

            Posiblemente “andemos” durante bastante tiempo, ya que nuestro nivel de estrés (alerta) es el motor que nos hace funcionar y al mismo tiempo, el que enmascara el problema por el que nuestro cuerpo emite esas señales. “Andaremos” hasta que ese nivel de estrés que nos hace movernos diariamente, se vea disminuido, es decir, hasta que nuestro nivel de actividad diaria decrezca. Es el caso por ejemplo de cuando cogemos vacaciones de verano. Pasamos de un nivel de actividad elevado a disminuirlo considerablemente; desaparecen las rutinas, los horarios, los quehaceres diarios, las obligaciones... Y aunque posiblemente coger vacaciones sea algo que hemos esperado ansiosamente, el primer día después de ir a trabajar puede que el cuerpo se relaje y aparezcan síntomas, con más intensidad, del malestar que meses antes hemos ido omitiendo. Puede aparecer urticaria nerviosa, problemas de ansiedad, depresión y falta de motivación por hacer cosas, gripes...

            En algunas personas pasan años hasta que se les diagnostica una enfermedad ya avanzada o un problema psicológico bastante grave: “Nuestro cuerpo nos hablo pero no le escuchamos”. Las emociones y sentimientos negativos que no se pueden exteriorizar se manifestarán orgánicamente. Estas enfermedades son psicosomáticas: “una dolencia física producida por conflictos emocionales o de tipo psicológico”. Problemas como las úlceras del aparato digestivo, los dolores de cabeza, problemas dermatológicos, gastrointestinales... Son solo algunos ejemplos.

            Los síntomas físicos que se manifiestan de forma crónica o que aparecen y desaparecen de manera periódica sin que ningún tratamiento médico logre mejorarlos, nos están indicando que existe algún problema o conflicto no resuelto de tipo emocional.

            Ante todo, es necesario atender las necesidades de nuestro cuerpo y prestar atención a esos pequeños síntomas que aparecen cuando nos sentimos sobrecargados y estresados, ya que seguramente, nos estén indicando que tenemos que frenar nuestro ritmo de vida, orientar nuestro día a día de otra manera, decir “no” a algunas obligaciones, empezar a resolver conflictos personales, etc.

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y experta en Atención Temprana.

<<< Tornar a la portada