GUILLERMO ARES/ Unidos venceremos, desparramados ¿qué haremos?

El ser humano (¿debo decir “la sera humana, también?) ha desarrollado desde los inicios de la humanidad la capacidad de asociarse, aldeas, comunas, tribus, hasta nuestros días cuando alcanza las más altas cotas de asociacionismo, trabajo en equipo y unión de uniones como la Comunidad Europea.

            No está muy claro, desde una visión en términos económicos y sociales, si la CE es una comunidad de éxito o por el contrario sólo sacan beneficios los grandes poderes de la economía mundial y políticos.

            Al ciudadano de a pie le repercute muy poco cuando al final consume más productos asiáticos que nunca, alcanzó los índices más altos de poblaciones inactivas, niveles de pobreza, hasta de miseria.

            El euro hizo perder poder adquisitivo al ciudadano de a pie, un café pasó a costar (que no valer) media vez más a las doce de la noche de aquel día, pero los salarios no aumentaron en proporción ni se ajustaron a la nueva medida de los precios.

            Luego llegaron las ambiciones de los representantes de cada país, se mezclaron peras con lentejas, el libre paso por fronteras propició más vandalismo que beneficios.

            Pronto empezaron a aflorar las molestias de unos por las ventajas de otros hasta que de pronto, algo empieza a revolverse, cuando alguien está en un club social y no salen las cosas como se las habían contado, piensa en alejarse, salirse del club, volver a ser independiente, total, siempre pudo pasearse por el club y utilizarlo como si fuese un socio más.

            Mandar en nuestra propia casa, decidir sobre nuestro hambre y el de los nuestros es mucho más reconfortante y lógico que andar a las carreras detrás de cuatro pelandrunes venidos a más porque tienen una silla de lujo en un espacio de lujo en una ciudad de lujo, esos que deciden sobre nuestro hambre y mandan sobre nuestra propia casa.

            Si alguien piensa que la CE ha sido o es progreso, lamento informarle que está en un error, la economía no depende del asociacionismo hasta esos puntos, las grandes potencias son poderosas independientemente de asociaciones, el progreso es para las grandes economías que no necesariamente dan trabajo digno a obreros y a la clase media, esa que ya casi no existe en ninguna parte.

            Tampoco se trata de izquierdas o derechas, que también se están extinguiendo, se trata de cuidar cada uno de su casa, ayudar y colaborar con el vecino sin por eso dejar que nos usen el coche, la lavadora o nos obliguen a cocinar en su horno ver televisión en su salón.

            Juntos pero no revueltos es la opción más equilibrada, quienes no piensen así, están en su derecho, quienes piensen que tal vez sea así, seguramente están más cerca del suelo pisando algo de tierra.