La educación afectivo-sexual

La educación afectivo-sexual
  21/10/2019

VERÓNICA MONSONIS (*)

 

La sexualidad es una de las dimensiones más importantes para el ser humano ya que está presente durante toda su vida. Conformada por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, políticos, económicos, culturales, legales, éticos, históricos, religiosos y espirituales. Así define sexualidad la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2006), que además recoge que ésta abarca tanto el sexo como las identidades y papeles de género, erotismo, placer, intimidad y orientación sexual.

            Uno de los ámbitos donde se ha de enseñar y aprender sobre sexualidad es el educativo.

            Se trata de educar para la vida (Villadangos et al., 2002), para la igualdad y el respeto, para la tolerancia, para la convivencia plena y pacífica; por ello autores y autoras que trabajan esta perspectiva tan global de la educación sexual atribuyen además lo afectivo (Barragán, 1999) determinando que la educación sexual y afectiva implica educar en la libertad, en la responsabilidad cuidando las emociones y el bienestar integral de la persona. Esto entronca con el enfoque de educar para la salud. Así, la OMS (2006) recoge la educación afectivo-sexual como un derecho de niños, niñas y adolescentes, junto a otros derechos sexuales como son: la libertad, la privacidad, la equidad, la convivencia en igualdad y sin discriminaciones.

            Necesario el desarrollo de hábitos y costumbres saludables que permitan una mejor calidad de vida, así como la adquisición de pautas de comportamiento que conduzcan a un bienestar físico y mental (Rojas, 1993).

            Se destaca que la inclusión de la educación sexual como conocimiento en todas las etapas educativas es fundamental, ya que la educación en general y, dentro de ésta, la educación sexual (llamada por algunos autores/as educación afectiva y sexual), se fundamenta en un principio de respeto a los derechos humanos, en un conocimiento científico-profesional, y debe ser acogida con una actitud pro-positiva y amparada en una ética relacional, factor esencial para que una sociedad fortalezca sus principios democráticos, de paz, libertad, igualdad, tolerancia y solidaridad (Fallas, 2009).

            Fuente: La educación afectivo-sexual en España. Análisis de las leyes educativas.

            Bejarano Franco, M.T, García Fernández, B.

 

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y especializada en Educación Emocional y en Atención Temprana.

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