La enfermedad de Alzheimer (II): trastornos asociados

La enfermedad de Alzheimer (II): trastornos asociados
  02/10/2017

VERÓNICA MONSONIS (*)

Junto al trastorno de memoria, que describíamos la pasada semana, encontramos otros problemas (infodoctor.org):

            - Afasia o trastornos del lenguaje, El paciente “olvida” el nombre de las cosas, “no le sale” el nombre, de las personas, los lugares, o de los objetos más corrientes. Al cabo de un tiempo, no entienden bien lo que se les dice y se les pregunta. El lenguaje pasa a ser cada vez más pobre, las frases dejan de tener sentido y, al final, se pierde la capacidad de hablar, quedando el paciente totalmente ausente, incomunicado.

            - Apraxia, o dificultades para realizar los gestos que llamaríamos útiles. Al comienzo se manifiesta en acciones complicadas, como dibujar, manejar instrumentos de trabajo o utensilios domésticos o conducir, pero luego se pierden hasta los más simples como manejar los cubiertos, vestirse o hacer un saludo.

            - Agnosia o dificultad para reconocer o comprender el significado de cuanto se ve, se toca, etc. A todo ello se une una actitud de indiferencia o ignorancia del problema. Aunque al comienzo pueda haber una cierta depresión o ansiedad ante los fallos, pronto llama la atención la tranquilidad con que el paciente reacciona ante sus enormes despistes o errores. Es típico que los niegue, lo que a veces puede desesperar a su familia, o que intente justificarlos de una forma ingenua, infantil o, a veces, por el contrario, con explicaciones muy rebuscadas o extravagantes. (“¿Qué día es?” “No sé, yo nunca me he preocupado de estas cosas” “¿Cuántos hijos tiene?” “Dos o tres” y sonríen apaciblemente, como si no tuviera la menor importancia no recordar algo así. A diferencia de la persona deprimida o ansiosa con trastornos de memoria, el paciente no parece sufrir mucho por sus dificultades. Puede enfadarse un poco, pero pronto olvida que no ha sido capaz de contestar al teléfono o que ha confundido a su hijo con su nieto. Como, por otra parte, el paciente conserva durante mucho tiempo los automatismos sociales, tiene buen aspecto y aparentemente, lo hace “todo” (entra, sale, ve TV, hojea el periódico, trastea en la cocina, etc.) es fácil que el problema pase desapercibido a vecinos, conocidos o incluso, a familiares que no conviven con él. (infodoctor.org)

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y experta en Atención Temprana.

<<< Tornar a la portada