La Escola de Música Manuel Lattur saca del anonimato a las grandes compositoras

La Escola de Música Manuel Lattur saca del anonimato a las grandes compositoras
  15/09/2020

ROSA RIBES

 

“Tal vez la música acabe siendo la profesión de tu hermano, pero para ti no puede ser más que un ornamento”. Así de claro se lo dejo por escrito Abraham Mendelssohn en 1820 a su hija Fanny, que a lo largo de su corta vida acabaría componiendo 466 piezas musicales, que se sepa. La hermana de Félix Mendelssohn -disculpen pero en este caso, y para contextualizar, es inevitable huir del ‘hermana de’- falleció a los 41 años y fue una gran compositora que, por las circunstancias de su tiempo, no recibió el reconocimiento que se merecía. En ella y en otras nueve mujeres que han dejado escrito su nombre en el mundo de la composición musical, la Escola de Música Manuel Lattur de Dénia centra un interesante proyecto que pretende sacar del anonimato y del olvido a las músicas compositoras. 

No están todas las que son pero sí son todas las que están. “Era imposible detenernos en todas e incluirlas a todas en el proyecto”, explica la gerente de la Agrupació Artística Musical de Dénia, Maite Agulles. Por ello se han seleccionado diez mujeres compositoras de diferentes épocas para dejar claro que “en la historia de la música que nos han querido contar faltaba una mitad”. El proyecto La música i les dones. Les creadores musicals es un reconocimiento a todas ellas y también una herramienta de difusión de la vida y obra de estas músicas que tuvieron que luchar contra muchos obstáculos por el hecho de ser mujeres. 

Como tantas otras cosas, la iniciativa ha tenido que ser aplazada al curso que ahora empieza por la pandemia. La intención era poner el proyecto en marcha la primavera pasada con una intervención realizada en la escalera de la academia entre músicos de la banda juvenil, mayoritariamente, y el colectivo artístico Onomatopeya del silencio. El coronavirus impidió que la actividad se llevase a la práctica y se optó por modificar algunos planteamientos sobre la idea inicial. No obstante, el local de la banda recibirá a sus alumnos a partir del lunes con la imagen de cuatro grandes mujeres de la composición estampada en las paredes de la escalera que da acceso a la planta superior. Ahora, como diría cualquier aficionado a la pilota, el proyecto ‘va de bo’.

 

MÚSICA, ARTES PLÁTICAS Y MATEMÁTICAS

 

Las imágenes, realizadas por Imma Mengual y Maria Laudes, están dispuestas a modo de cronograma. Cada una de las compositoras va subiendo un “escalón” en un pentagrama que simboliza las dificultades a las que se han enfrentado y se enfrentan las mujeres en el mundo de la música. Como acostumbra a hacer este colectivo artístico, la intención era trabajar con los músicos, a quienes va dirigido el proyecto, de modo que estos sintiesen el espacio resultante de la actuación como propio. No ha sido posible pero sí ha habido un trabajo de coordinación entre las artistas y la banda a la hora de elegir a las compositoras, así como los motivos relacionados con su música que envuelven su imagen. 

La partitura comienza con Hildegarda de Bingen (1098-1179) y su Lingua Ignota. Continua con Barbara Strozzi (1619-1677) y la síntesis de un espectro de audio de una cantata. En el siguiente ‘escalón’ figura Fanny Mendelssohn (1805-1847) con notas que forman una constelación musical. Le sigue, al lado de su piano, la valenciana Matilde Salvador (1918-2007). Cierra la intervención Sofía Gubaidulina (1931) con una síntesis “irresponsable”, como denominó la Unión Soviética a su obra, de Musical Toys. 

Los números, unidos a la música, están presentes en el pentagrama. Se trata de una lectura numérica de Sympathy, el poema de Paul Laurence al que la afroamericana Florence Price (1887-1953) puso melodía. Junto a ella, se incluyen en el proyecto otras compositoras como la pegolina Dolores Sendra (1927-2019), Nadia Boulanger (1887-1979), Germaine Tailleferre (1892-1983), Marianne fvon Martines (1744-1812) y Maddalena Casulana (1544-1590). A su vida y obra se podrá acceder a la entrada de la escuela a través de un código QR. Así, el profano en la materia descubrirá que Hildegarda de Bingen, santa desde hace solo unos años e inventora de una de las primeras lenguas artificiales -por algo es la patrona de los promotores del esperanto-, es la primera persona del mundo de quien se conserva música escrita. O que Ástor Piazzolla o Leonard Bernstein fueron alumnos de la francesa Nadia Boulanger, y que Matilde Salvador fue la primera mujer en estrenar una ópera en el Liceo de Barcelona. Sabrá también que tras marchar a Nueva York y vivir 18 años en Venezuela, Dolores Sendra fue la primera directora del Conservatori Municipal de Música de Xàbia y pionera en la investigación de música popular. Asimismo conocerá que en el siglo XX hubo mujeres a las que se les prohibió estrenar música, como ocurrió en 1979 en la URSS con Sofia Gubaidulina.

De todas ellas se hablará en las aulas de la Academia de Música Manuel Lattur durante el curso que ahora empieza. Y si la evolución de la pandemia lo permite, se llevarán a cabo otras actuaciones que habían sido programadas para el pasado. El director de la Banda Juvenil ha adaptado una pieza de Matilde Salvador para que la interpreten los jóvenes músicos y posiblemente se prepare un concierto en clave de mujer para el concierto de Santa Cecilia que se pueda nuevamente volver a celebrar. 

Aunque lo hizo la mayoría de la gente, no vayan a pensar que todo el mundo dio la espalda a las mujeres compositoras. En el siglo XVII, cuando la sociedad veía con malos ojos que una mujer actuase en público, Barbara Strozzi recibió el apoyo de su padre para hacerlo. Y Felix Mendelssohn dio siempre apoyo a su hermana como compositora y como intérprete. Por aquello de que el trabajo de las mujeres estaba limitado al hogar, él mismo publicó en su nombre algunas de las composiciones de su hermana. Ocurrió que la reina Victoria I de Inglaterra invitó al célebre músico al Palacio de Buckingham para felicitarlo por la pieza Italien. Este no pudo ocultar más el secreto y reveló que el tema no había sido compuesto por él sino por su hermana Fanny. ¿Se imaginan la cara que se le quedó? Su muerte, de un infarto cerebral, causó tal conmoción en su hermano que falleció a los pocos meses. Antes le dedicó su última obra.

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