ÁNGEL SERRANO ZURITA/ Hablemos de corrupción: “avuí, això sí toca” (*)

ÁNGEL SERRANO ZURITA/ Hablemos de corrupción: “avuí, això sí toca” (*)
  11/12/2017

 

Si bien es cierto que el CIS no es del todo fiable, dada la orientación que adquieren las cocinas de sus encuestas en función del partido que gobierna, debemos hacer un acto de fe y creer, por lo menos, en una aproximación de lo que muestran sus conclusiones.

            Partiendo de esta premisa, podemos afirmar que la deriva secesionista del nacionalismo catalán ha pasado a ser la cuarta preocupación para el conjunto de la ciudadanía del Estado español. El “procés” ya no es el problema principal y esto es una buena noticia, entre otras cosas porque la vorágine informativa en torno a esta cuestión no nos dejaba ver otras caras de la realidad.

            La preocupación por la corrupción regresa al segundo lugar, justo detrás del paro, ya que, como es normal, lo más importante para cada hijo de vecino es su propio bolsillo, su debe-haber particular. En éste influye y mucho la forma de proceder de la clase política con el porcentaje de los frutos del trabajo que ha ido cosechando a lo largo del año y que van a parar a la Hacienda en la que unos son más que otros.

Entre tanto, la comisión para la reforma constitucional impulsada por los socialistas amenaza con fracasar y comienza a restarse importancia en una relación directamente proporcional a la pérdida de notoriedad del desafío soberanista catalán. No se atisba el más mínimo cambio, ni tan siquiera el marcapáginas de la Carta Magna. Partido Popular, Ciudadanos y Podemos quieren una partida con las cartas marcadas desde el inicio y el respeto de líneas rojas contradictorias entre sí, cosa que imposibilita cualquier tipo de negociación que pretenda llegar a buen puerto. Basta con escuchar el discurso inmovilista de populares y liberales o la reiterada negativa de los populistas a creer que detrás de esta gran junta haya posibilidades de éxito.

La ciudadanía parece haberse dado cuenta de que el plan de los independentistas no pretendía más que sacar algún tipo de rédito económico o fiscal para la autonomía catalana. Al menos, se han percatado de que no tenían prevista una hoja de ruta para hacer efectiva la separación del resto del Estado. El “procés” ha perdido la credibilidad que casi tres millones de catalanes y catalanas le otorgaron.

Quizás ahora sea el momento de pensar en lo verdaderamente importante, en lo que esta cortina de humo no nos dejaba ver. El chollo de corruptos y corruptores en las administraciones públicas, podría tener las horas contadas. Para ello, la sociedad civil debe aprovechar las circunstancias, generar mayorías, estructurarse y decir, sin ningún tipo de tapujos, que no va a seguir permitiendo que su trabajo vaya a nutrir las cuentas corrientes de un puñado de ladrones.

 

(*) Periodista.

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