Nunca enfermo, siempre sano
??INÉS ROIG (*)
El sueño dorado de muchos es prescindir de idas y venidas a las consultas de médicos y hospitales, encontrarse bien todo el año sin resfriados ni achaques.
Pero no todo el mundo se pone enfermo. Hay personas que superan generalmente los inviernos sin faltar ni un día al trabajo, o a la escuela, o a la universidad, o sin dejar de realizar los quehaceres diarios. Casi nunca han pisado un hospital, no han sido operados de nada ni han sufrido episodios depresivos remarca les. Hay quienes se mueren de viejos.
En España la esperanza media de vida supera los 80 años. Y es mayor en las mujeres que en los hombres. El caso es que generalmente a nadie le importa vivir más años siempre y cuando sea con un mínimo de calidad de vida. Y si no se pone enfermo, mejor.
Los hábitos de vida definen el perfil de quien generalmente no se pone enfermo. Se ha detectado que en este tipo de personas, en muchas ocasiones también prevalece un buen estado de ánimo. ¿Y los genes? ¿No son importantes? La genética es un factor importante que hay que tener presente. Pero no es determinante.
Cuando los expertos intentan desentrañar el perfil de las personas que gozan generalmente de buena salud, señalan que nunca insistirán bastante sobre los hábitos y estilos de vida. Son importantes más allá de las peculiaridades de cada individuo o de su genética. El estilo de vida puede provocar desequilibrios en el cuerpo aunque se provenga de una familia sanísima.
Hay quien cree que, ante los excesos, nada mejor que tomar complementos vitamínicos o incluso suplementos hormonales pero esto es una barbaridad. Todo lo que necesita el cuerpo desde el punto de vista nutricional está en la comida natural, no procesada. También el ejercicio físico es imprescindible para la salud del cuerpo.
Por otra parte, se aconseja acudir al médico solo cuando es realmente necesario. Ir al médico a menudo e injustificadamente puede provocar una situación denominada “efecto cascada”, peligrosa para la salud porque cuantos más chequeos, más posibilidades hay de que se produzcan errores y tratamientos innecesarios. Además, estar demasiado pendientes de cualquier leve síntoma puede indicar una cierta obsesión.
No todo el mundo que visita al médico está enfermo, a lo que hay que añadir que no todo el mundo entiende de la misma manera la enfermedad y la salud.
La salud no puede ser un estado fijo que se alcance definitivamente gracias a la supresión de agentes patógenos, pues ello supondría suprimir algo tan inherente al ser humano como su evolución y permanente posibilidad de cambio físico, psíquico y social. La salud perfecta no se alcanza nunca. Ello quizá sería posible para una colonia de hormigas o abejas con hábitos sociales fijos o instintivos, pero mientras los hombres no se conviertan en autómatas, no existe posibilidad de proporcionarles una salud fija y estable para toda la vida.
El perfil de la persona que pocas veces enferma es la del que cuida los hábitos relacionados con el ejercicio físico, la comida y el descanso regular, cultiva el arte de no hacer nada, la importancia de no estar continuamente haciendo cosas, de no exigirse más y cada vez más bajo un estrés sostenido e insoportable.
(*) Farmacéutica